martes, 4 de octubre de 2016

LOS GIRASOLES CIEGOS


  
                                                    LOS GIRASOLES CIEGOS




AUTOR: ALBERTO MÉNDEZ
PUBLICADA EN EL AÑO 2004 CON LA EDITORIAL ANAGRAMA


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Esta obra no es otro libro más sobre la Guerra Civil, sino todo lo contrario. No la definiría como una simple novela de ficción histórica, más bien es una novela de ficción histórica de las duras y realistas, aquellas que conmueven de verdad. Trata sobre la Guerra Civil, sí, concretamente sobre republicanos que viven en primera persona las barbaries de la guerra, aunque también hay protagonistas supuestamente del Régimen, pero que detrás de esas máscaras de hierro, podemos encontrar personas de carne y hueso.

El libro está divido en cuatro capítulos llamados "derrotas", por lo que ya se ve el ánimo del autor. En cada una de ellas hay un supuesto narrador que dice haber encontrado los datos (cartas, documentos, actas, testimonios...) debatiendo así muchos temas como la vida, la muerte, el sufrimiento, la lucha, la supervivencia... Al estar dividido en cuatro relatos, podemos pensar que no tienen nada en común entre ellos, pero todos al final, se entrelazan de una manera magnífica para unir todas las historias.


Derrota 1, "Si el corazón pensara dejaría de latir"

En este relato se cuenta como condenan a muerte al capitán Alegría, un traidor del Régimen. Este ha sido el segundo relato que más me ha gustado. Las descripciones del ambiente, los diálogos, la tensión, todo bien unido para crear un capítulo corto pero intenso. Cuando el capitán Alegría cuenta todas las sensaciones que tiene antes de morir fusilado por su propio bando, es totalmente desgarrador, por un momento puedes pensar que hay esperanza pero después te das cuenta de que es nula, de ahí que todos los relatos se llamen "las derrotas". Si me tuviera que quedar con una escena clave, sería cuando llevan a los condenados al encuentro con su propia muerte. Esos minutos antes, dentro de un camión con personas desconocidas, aunque en ese momento no debe importar, porque cualquier muestra de afecto de cualquier persona antes de morir, debe ser oro, aunque sea de un desconocido. Algo tan simple como un apretón de manos, puede aliviar un poco el sufrimiento.

"A mitad de camino, una mano buscó la suya y su soledad se desvaneció en un apretón silencioso, prolongado, intenso, que le dio cabida en la comunidad de los vencidos. Tras la mano, una mirada. Otras miradas, otros ojos enrojecidos por la debilidad y el llanto sofocado. "Perdóname", dijo y se zambulló en aquel tumulto de cuerpos desolados"


Derrota 2, "Manuscrito encontrado en el olvido"

Este ha sido sin duda mi relato preferido de todos. Posiblemente sea el más duro y conmovedor, y también uno de los más interesantes. El relato nos cuenta la huida de un joven republicano de 17 años, con su novia, recientemente fallecida, y su bebé. El hecho de que haya un bebé en la historia, puede ser un factor muy enternecedor para el lector, el cual puede producir más sufrimiento al leer el relato. La dureza del ambiente y la búsqueda de la supervivencia, son los factores claves para la derrota en este capítulo, dónde vemos a un joven buscando desesperadamente alimento para él y su bebé, y un cobijo donde refugiarse del frío. Es totalmente desgarrador ver como el joven sabe que su hijo no tendrá un futuro en el que crecer, ni una madre a la que abrazar. Nunca pensé que esta historia, de tan solo 20 páginas, me pudiera afectar tanto emocionalmente, no solo con las descripciones, que como he dicho antes son aterradoras y muy duras, sino por la voz de la muerte, que podría ser perfectamente un personaje más del libro, acechando en cada página.


"Mi hijo, nuestro hijo, que ni siquiera sabe que fue concebido en el fulgor del miedo, morirá enfermo de derrota"


Derrota 3, "El idioma de los muertos"

Este es el relato que menos me ha gustado de todos, en parte porque me ha parecido un poco repetitivo respecto al primer relato, aunque cada uno tenga sus matices diferentes que los convierte en únicos. En este capítulo, o tercera derrota, un preso, el soldado republicano Juan Serna, cuando descubre el interés que un coronel (presidente del tribunal que debe juzgarle) y su mujer demuestran por el hijo que él conoció y vio morir, habla y habla sobre ese hijo (un chico que murió fusilado por su delitos) y lo convierte en el héroe que quieren sus padres en un intento más de rascar algunos días a la vida. Pero la mentira le termina asqueando demasiado y cuenta la verdad. Verdad que indiferentemente le llevará a la muerte. Aquí vemos un tema muy común, la búsqueda de la gloria y de un héroe inventado, posiblemente para tener más prestigio o buscar diferentes excusas que te salven de tu pena, aunque muchas veces no te sirvan de nada, como en este caso.

"Sigo vivo. No quiero contar el tiempo ni hablarte de lo que pasa a mi alrededor, pero cada vez fracaso más cuando recurro a mi memoria. Poder pensar todo esto es el privilegio de un condenado, es el privilegio de un esclavo"



Derrota 4, "Los girasoles ciegos"

La historia, o la cuarta derrota, que cierra el libro transcurre en la asfixiante vida cotidiana del nuevo régimen. En ella se habla de Ricardo. Un “topo” al que toda la familia protege. Desde el armario en el que vive encerrado contempla horrorizado el acoso que su mujer sufre por parte de un cura, profesor del hijo del matrimonio. Este relato a medida que lo lees puede parecer bastante normal e ordinario, pero el final impacta, aunque ya lo huelas al ser una "derrota". Desgraciadamente, ese es el final que tiene mucha gente que no puede aguantar una guerra, madres y padres que ven como sus hijos tienen que ir a luchar al frente, pero que no saben, ni siquiera, si volverán a verles, o la presión de saber si descubrirán que tienes tus propias ideas, pensamientos, sentimientos, diferentes a las de ellos. Puede que cada uno tenga un bando preferente, pero al menos, hay que conocer ambas historias.

"Que alguien quiera matarme no por lo que hecho, sino por lo que pienso... y, lo que es peor, si quiero pensar lo que pienso, tendré que desear que mueran otros por lo que piensan ellos. Yo no quiero morir que nuestros hijos tengan que matar o morir por lo que piensan"


Su autor, Alberto Méndez, murió desgraciadamente once meses después de la publicación de esta novela, dejándole así sin el sabor de la fama que tendría varios años después, aunque su memoria perdurará dentro de este libro, para siempre.

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